martes, 31 de agosto de 2010

"Yo vivo por Magdalena, pero muero por..."

Uno de los distritos donde transcurrió buena parte de mi niñez a pesar de no vivir allí, fue Magdalena, en la zona del Mercado de Magdalena para ser más exacto, donde un tío tenia su restaurante al que eramos asiduos visitantes/clientes y que, un par de cuadras más arriba iba a la casa de mi tía, en las que pasaba horas de horas y no exactamente de diversión, ya que no tenía cable, ni mucho menos un juego de vídeo con cual entretenerme, ¿Mi tía qué iba a tener un nintendo pues? (risas). Aunque, había hartos "vicios" por ahí, y aun recuerdo que a veces mi primo me llevaba para poder moldear mis habilidades "gamers" jugando "Fútbol Excitante", "Street Fighter II", "Mortal Kombat 3", etc.

También recuerdo, ahora con tono risueño y en aquel entonces algo de bronca y frustración, que cada vez que mi mamá iba a una peluquería en que era asidua cliente -y que aun existe-, me lanzaba un rotundo NO para poder ir a uno de los tantos "vicios" que había en los alrededores, por temor a que según ella, un "viejo ultrajador" que fungiera de encargado de estos locales, me hiciese algún daño, ya que en esos tiempos se estaba poniendo de moda lo de los violadores.

Luego pasaron los años, y deje de visitar ese distrito y mucho más, las casas de mis tíos que aun viven ahí.

Hoy, después de casi cinco años volví a esas calles, que cuando niño me las ingeniaba en como poder divertirme, en especial cuando se trataba de ir de visita a la casa de mi tía que está en una quinta, y que hasta ahora recuerdo, que siempre salía al pasillo para jugar con mis hermanas a cualquier cosa para matar el tiempo.

Cuando llegué, me dí cuenta que no había cambiado casi nada, salvo el Jr. José Galvez que hoy es un boulevard, la panadería Bon Ami que ya no existe, el letrero de la Galería "Santa Patricia" que aun se mantiene desde que tenia 8 o 9 años, la peluquería "Las Vegas", donde a veces iba mi mamá. Y para terminar el recorrido en el día de Santa Rosa de Lima, mi hermana y yo pasamos por donde era el antiguo local del restaurante de mi tío, donde disfrute por un buen tiempo y sin exagerar, del mejor cebiche de esta parte de la ciudad y que hoy, es una tienda de abarrotes, y que puertas más arriba había una cantina de mala muerte, en la que yo me asomaba muy tímidamente, y hablando de comida, la coronamos con una salchipapa de "El Epicentro".

Sin duda alguna, fue una caminata por el pasado, una caminata para recordar una de las tantas segundas casas que he tenido que, en mención aparte, tambien se encuentra la cuadra 1 del Jr. La Mar, en los Barrios Altos, pero eso será otra historia.


"Malena", una de las tantas galerías que existen en esa zona

El letrero de lo que antes era la pollería "Kenyi", y donde mis hermanas comían leche asada

Un pasaje donde antes habían hartos bazares, y hoy adornado con el cacharro de Francis Allison

La peluquería "Las Vegas", donde iba mi mamá a ponerse regia

Local donde antes era el restaurante de mi tío, hoy tienda de abarrotes

El boulevard José Galvez (tomado de la red)

Iglesia "Corazón de Jesús", frente a la plaza Tupac Amaru (tomado de la red)

Restaurant "El Epicentro"...

... y su salchipapa


lunes, 16 de agosto de 2010

Perdido en Buenos Aires

Cuando tenia algo de 6 o 7 años, soñaba con viajar a Argentina, sea porque admiraba a Maradona o porque en ese entonces veía el programa de Marcelo Tinelli en un desaparecido canal de la UHF que tenía nombre de elemento químico.

Y hoy, después de 15 años, viajé al país de los gauchos, de las parrilladas, de la gente más "humilde" de esta región. Si supieran nomas, que lo más lejos que había llegado hasta este viaje, fue el departamento de Ica, sin duda, esto fue el gran salto.

Por supuesto, no viajaría solo, sino con la compañía de mi señora madre. Apenas llegamos al aeropuerto de Ezeiza, nos embarcamos al hotel que nos correspondía, para un rápido desempaco y así salir a conocer el Gran Buenos Aires.

El primer lugar a dirigirnos fue San Telmo, ubicada en la parte sur de Buenos Aires, donde nos comentaron que -a comparación de la zona norte- es donde vive la gente más humilde, de menor poder adquisitivo. La cosa es que, estando en San Telmo, entramos a algunos establecimientos y el trato de la gente era prácticamente el de esperarse, totalmente fríos, poco amables y altivos. No hubo mucho que ver por este lado de la ciudad, salvo un pequeño pasacalle y una feria ambulante, además que la zona no era lo propicia para ir a comer por ahí, nos dirigimos nuevamente al centro por medio de un taxi, que realmente sus tarifas son altas, puesto a que estas cuentan con taximetros, costandote una carrera, casi 30 pesos.

De regreso al centro de la ciudad, fuimos a la calle Lavalle, que es como la versión che del Jirón de la Unión (peatonal, con sus negocios a los lados y todo eso), y nos detuvimos a comer ahí, y a decir verdad, las opciones culinarias de Argentina son mínimas: No pasan de las pastas, carnes y fast-food. La fast-food se constituyó en mi dieta diaria durante esa semana, ya me sentía como Morgan Spurluck en su documental "Super Size Me" donde su dieta consistía en hamburguesas y papas fritas del "McDonald's" por espacio de un mes. Un poquito exagerado ¿verdad?

Al día siguiente, nos embarcamos en un city tour que comprendió los lugares más representativos de la ciudad (La Plaza de Mayo, La Casa Rosada, Teatro Colón, etc.). Quería mencionar aparte el pintoresco barrio de La Boca y el santuario por excelencia de los hinchas de Boca Juniors, "La Bombonera". Mientras estábamos en Caminito, en La Boca, tuvimos el agrado de encontrar a un compatriota que regentaba una de las tantas tiendas de recuerdos que hay en esa zona, y que nos contaba de lo mucho que extrañaba el país. Si nosotros que apenas teníamos un día en Argentina, y ya extrañabamos Perú, como será para aquellos compatriotas que se ganan la vida en otro país, que en sus ojos siempre se reflejan la promesa de un retorno a la tierra que los vio nacer.

Y así, mi mamá, yo y un buen grupo de turistas, en su mayoría brasileños, reanudamos el city tour para luego dirigirnos a Puerto Madero, donde mi mamá y yo nos bajamos para almorzar en el restaurante "Siga la Vaca", donde disfrutamos uno de los mejores buffets parrilleros de esa parte de la ciudad. Posteriormente, bajaríamos todo ese festín caminando por todo Puerto Madero y pasando por la Pontificia Universidad Católica de Argentina (UCA), que a juzgar por los rostros que veíamos ahí, si era una verdadera universidad ficha.

Otro punto obligatorio era el subterráneo, donde millones de ciudadanos utilizan diariamente los 'subtes' para dirigirse a sus centros de labores o de estudios que quedan tanto en el Microcentro como en las afueras de la ciudad.

Luego de terminar la estadía en Buenos Aires, nos dirigimos a San Carlos de Bariloche, donde en realidad no hay mucho que detallar, es un lugar hermosisimo [sic], comparable a los Alpes suizos, tamizado por la majestuosidad de su lago, el Nahuel Huapi y sus cerros Tronador y La Catedral, donde el turismo es el mayor motor económico de esta parte del país en la época de invierno.

En conclusión, fue un viaje único, donde conocimos otra idiosincrasia y que cuando uno deja su país al menos una semana, al primer día comienza a extrañarlo, valorarlo más y sentirse más orgulloso de él.

EL PERÚ ES LO MÁXIMO!!

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miércoles, 4 de agosto de 2010

TAREA ATRASADA Nº1: "Lánzala pe'!!"

El 1 de mayo -aparte de ser "Día del Trabajo"-, también fue la "Marcha por la Legalización de la Marihuana".

El primero de mayo, día que se homenajea a los trabajadores, y día que también me cortaban el internet, me enteraba por Facebook de este evento (que fue organizado por el movimiento "Legaliza Perú"), así que me alisté para dirigirme al parque "Maria Reiche" de Miraflores donde jóvenes entusiastas de todos los estratos sociales, y que a punta de música y baile, daban su consigna de que se legalice el cáñamo (así es como ellos llaman a la marihuana) y protestar por como los medios han "satanizado" a esta planta y que no quieren mostrar el lado positivo de esta.

Cuando vi ese ambiente festivo y su gente, me sentía como si estuviese en "Woodstock", donde con música y mucho cannabis, pregonaban la paz y el amor, además de la tolerancia hacía una sociedad que peca de muy cucufata y conservadora.





lunes, 2 de agosto de 2010

Mi primera PC

Cuando aun era un niño, una de las cosas que más deseaba era una computadora, ya sea para fines educativos como de entretenimiento, y mientras que llegara una a mi casa, cada vez que iba a la casa de mi tía, puedo decirles que pasaba horas de diversión con juegos como Doom II, Sonic The Hedgedog, etc, o aprendiendo rico con una Enciclopedia Encarta del año 99, que tiempos aquellos.

Así que gracias a esas horas frente a PC’s ajenas, fuí moldeando mis conocimientos en computación –en cuanto a su funcionamiento- de manera notable, y que cuando llegue el día de tener una en mi casa, ya no estaría en las nubes, pasaron un par de años y entonces, sucedió.

Era agosto del 2002, aun lo mantengo fresco en mi memoria, cuando una tía me regalo su vieja computadora, ya que recientemente había adquirido una más reciente de esos tiempos (Pentium III y Windows XP). Esa vieja PC que pasó a ser mi propiedad, era una modesta Pentium I, 1.5 Gb. de DD, 32 Mb. RAM y Windows 95, y que mis amigos llamaban “cariñosamente” “Lentium I”, donde ponía fotos y demás archivitos que pudiesen caber en mis diskettes de 1.38 Mb., y de paso, volver a escuchar esos CD’s de música que había dejado de escuchar, luego de que la lectora de mi equipo de sonido pasara a mejor vida.

A pesar de las limitaciones que presentaba, ello no impidió que disfrutara de ver mi Enciclopedia Encarta 99, jugase Age of Empires I y II y mi emulador de Nintendo y Super Nintendo, aunque este último, su velocidad daba mucho que desear. También pues, ¿qué esperaba de una computadora con tales características? (risas)

Pero como todo tiene un auge y caída, la caída empezó cuando el botoncito del monitor se malogró o debía hacer maniobras poco ortodoxas para que llegase a funcionar, hasta que llegó ese día, una noche de noviembre del 2003, cuando quise hacer un “experimento”: cambiar el voltaje de la PC de 220 a 110v. creyendo así que el monitor tendría el arranque necesario para funcionar, cometí el error que causaría la irreparable muerte de mi PC.

Si no fue suficiente la “brillante” idea de cambiarle el voltaje, había olvidado cambiar el cordón de 220v por el de 110v que tenía ahí. Al terminar la fatal conexión, puse mi dedo sobre el botón de encendido de la PC, como aquel científico loco que creó a Frankenstein que bajo la manija con la que daría vida a su creación. Presioné el botón y… plaf!!!! Se escuchó un fuerte ruido, afortunadamente la gracia no me costó que la luz se haya ido en mi casa y que hubiesen volado los fusibles -o como llamamos aquí en Perú, los “plomos”-, pero si me costó una reprimenda de mi señora madre, que al menos no eran reprimendas comparadas cuando se trataba de alguna desventura académica escolar de mi parte (risas). Y así fue como mi primera PC se fue al edén de la informática… Pero ahí no terminaría la historia, mi PC en realidad había quedado “en coma”, ya que dos años después, (en 2005) se pudo arreglar sustiyendo con un nuevo alimentador y la vieja memoria RAM que tenían en su interior. Esta vez ya no reviviría con el viejo Windows 95, sino con un Windows 98, pero en realidad se trataba de una previa para la adquisición de una nueva PC, de segunda mano por supuesto, porque en esos tiempos comprar una nueva, aún estaba fuera de nuestras posibilidades, además que si el DD antiguo me resultaba insuficiente (1.5 Gb.), el que habían puesto ya era demasiado austero, algo de 700 Mb., en pocas palabras, era como tener un CD en tu DD.

Luego con la otra computadora -que al parecer procedía de algún colegio, porque tenía juegos para niños en edad pre-escolar-, al menos tenia el cuádruple de mi anterior maquina (4 Gb.). Hasta que uno se da cuenta que ese espacio también es demasiado limitado, y así pudimos comprar un equipo -ahora sí- “decente” (160Gb. de DD, 2Gb. de Memoria RAM y si no me equivoco, una tarjeta de video de 128 Mb.) que utilizo hasta la fecha.

Hoy, casi 8 años después, todavía recuerdo aquel día que tuve… mi primera PC y el día que –accidentalmente-, le dí el Shutdown definitivo.


Un modelo de mi segunda PC