Cuando estas en el colegio, la mejor época -por supuesto- son las vacaciones de verano. Dos meses (y algo más) entregadas a la diversión, la vagancia pura y el jatear hasta el mediodía. Pero algunas veces, esas aproximadamente ocho semanas de vacaciones pueden ser manchadas de la manera más cruel e inmisericorde de todos: EL VACACIONAL DE MATEMÁTICAS!!
¿A quién no le ha pasado? Que luego de nueve meses de esfuerzos y sustos de todo un año escolar, te entregan la libreta, y te llevas con la desagradable sorpresa de que jalaste un curso, y que -obligatoriamente- lo debes llevar en verano, y que peor que llevar el curso que más detestas, aquel curso que uno ni se digna ni te da la más fuckin' gana de aprenderla porque simplemente eres un caso perdido y prefieres darle importancia a otras materias. Pero al menos, eso resulta mejor que REPETIR EL AÑO. Gracias al cielo, nunca corrí esa suerte, aunque en un par de ocasiones estuve cerca de "lograrlo", y lo único que se me cruzaba por la mente, era en que sería masacrado verbalmente (o hasta físicamente) por mi señora madre, o que sería tildado como "la vergüenza, la oveja negra de la familia", en la que toda mi familia me miraría con malos ojos. O sea, imaginación de chibolo como le dicen.
Volviendo a la vaina del vacacional y de mis dilemas con las matemáticas, que comenzaron en el año 2001 (2do de secundaria), ya que 1ro de secundaria sería el único año en que salí invicto, ¡¡alucinen!! De ahí y en adelante -sumando antecedentes en 4to y 6to de primaria-, sacaría una y otra vez, cifras rojas en la ciencia fundada por el cabrón de Pitágoras.
Producto de haber jalado matemáticas en 2do de secundaria, lógicamente tuve que volver a las aulas en verano, para "aprender" lo que no pude aprender en el año anterior y por ende, no estar "perdido" para el 3er de secundaria, donde la cosa se complicaría con la introducción al Álgebra.
El Algebra, a comparación de la Geometría (4to) y la Trigonometría (5to), que si eran verdaderas y soberanas pateadas de trasero para mí, no resultaba tan difícil. Pero igual, tantas formulas terminaron por matarme; Factorización, Productos Notables, Potenciación y Radicación y demás cojudeces que me mandaron a la lona del vacacional por segunda vez consecutiva.
Ya ni ganas tengo de mencionar el 4to y 5to de secundaria, donde respectivamente llevé Geometría y Trigonometría. Triangulos notables, tabla de senos y cosenos, teorema de Tales, de Pitagoras. Traduciendo en golpes, fueron: un jab de izquierda, un recto a la mandibula y finalmente, un uppercut. KO!!
En ese par de años, descubrí que -quizás y sin exagerar- era el más inepto en matemáticas en toda mi promoción. Toda una humillación.
Menciones aparte a Química y Física, cursos tan difíciles como aburridos, pero que a las finales se aprobaron cuando se debió. ¿Y en los cursos de Letras? Pues me sentía como pez en el agua. Por algo es que estudio Periodismo.
Pero ustedes se preguntarán ¿cómo viví las matemáticas en la época pre-universitaria?
Ya saben pe', ¡¡hasta las huevas!! (risas)
Nunca aprendí, y tampoco me enorgullece no haber aprendido. ¿Pero que se le va a hacer pues? ^_^
Antes de terminar el post, quiero saludar a mis profes de matemática de toda mi época escolar (disculpen si abuso sobremanera del pronombre usted):
Miller Aliaga: Profe, con usted, llegué a aprender lo básico del curso, aunque eso no impidió que usted fuera el primer profe que me jaló en mate (4to de primaria)
Juan León: ¿Qué puedo decir de usted? Que simplemente me desgració la vida en quinto y sexto grado, y para colmo mandaba a llamar a mi señora madre para ver lo mal que estaba en su curso de mierda. Y por hacer que mi odio a las matemáticas se acrecentara. Gracias ah! ¬¬
Jaime Suero: A usted... nada. Porque igualito no aprendí ni un carajo con usted, y con las justas mi salón se debe acordar de su persona.
Javier Valencia: Con usted, comencé ese derrotero tan jodido que es la secundaria, y cumplió bien su chamba, quedé invicto; aunque detestaba esa manía suya de llamarnos la atención por nuestras posturas a la hora de sentarnos.
Julio Ruiz: Gracias a usted, creo que creció ese temor mío de hacer cualquier pregunta relacionada al curso, porque según usted, si uno hacía una pregunta fácil, por más absurda que fuera, sería tildado de "gil". "¡Como vas a preguntar eso pues, no seas 'gil'!" Aun así, todo chevere con usted.
Dino Sabaduche: Pucha profe, de usted no me puedo quejar, siempre ha sido un buen profe, y en especial una gran persona. Lo único que lamento es no haber sido buen alumno con usted o siquiera regularon pues, me hubiese gustado serlo. ¡Que le vaya muy bien, profe! Y desde hace mucho tiempo merecía ser el director.
P.D. Por cierto profe, sus "Como Jugando" eran para mí: "Como Sufriendo" (risas).