Lima, 2015. La otrora Ciudad de los Reyes ahora parece
llamarse la Ciudad de los Cláxones y la Congestión. Pues si no fuera suficiente
lidiar con el incremento de la inseguridad en nuestras calles, soportar
gestiones políticas rodeadas de la ineptitud y corruptela más grande de los
últimos tiempos, también tenemos que ‘bancarnos’ el casi diario suplicio que
significa subirnos a un medio de transporte público y ver como esos minutos que
nos toma llegar a nuestro destino, parecieran convertirse en horas. Sin duda,
estamos viviendo una crisis, no solo política, social, incluso también vial.
Algunos de los factores de este problema, es el crecimiento
del parque automotor, una deficiente red vial, el crecimiento demográfico y
urbano de las ciudades, normas antagónicas y difusas, la una autoridades
dispersas que se ‘tiran la pelota’ al momento de asumir responsabilidad.
También incide la informalidad de parte de los operadores en todos los
servicios de transporte, ya sea taxi, transporte de carga, transporte urbano e
interprovincial.
Actualmente, hay 35 mil vehículos de transporte público en
Lima, y solo se necesita de 16 mil, según el director de la ONG ‘Luz Ambar’,
Luis Quispe Candia.
RUTA MORTAL
El crecimiento del
parque automotor y falta de cultura vial trae –desde luego- consecuencias
nefastas. En el Perú, al día mueren 10 personas y cada 10 minutos una
persona resulta herida a consecuencia de un accidente de tránsito, según la
Asociación Cruzada Vial.
Hemos llegado a un punto en que como si no fuera suficiente
lidiar con la inseguridad que impera nuestras calles, también debamos pensar
dos veces a la hora de abordar estos vehículos, donde, a pesar del
endurecimiento de las sanciones e infracciones, sus choferes y cobradores poco
o nada les importa la integridad de sus pasajeros.
El ranking de distritos con mayor número de accidentes de
tránsito fatales lo lideran Comas (35), Puente Piedra (33), Ate (31), Lurín
(30) y Surco (28).
GOLPE DE TIMÓN
Por ahora, la reforma del transporte va a un ritmo lento,
pero camina al fin y al cabo. Como ciudadanos esperamos que esta situación
mejore de forma sustancial, de manera que el día a día no se vuelta tan
frustrante y desesperante ya sea para dirigirnos a nuestro centro de labores o
de estudios. Es por eso que las autoridades competentes den un ‘golpe de timón’
y nos lleven a un mejor camino.
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