Me detuve, la mire de frente y le dije lo mucho que me gustaba, que no podía dejar de pensar en ella, y entonces, ella sonrió con una clara muestra de sorpresa, pero no me decía nada y solo me sonreía, y yo creía que eso era una buena señal, me dije en mi mente: "¡Voy a lograrlo!", pero me dijo con sinceridad que no se lo esperaba, quizás porque fui muy aprisa, ya que había pasado una semana después de volver a frecuentarla, como no me decía ni si ni no, opte por decirle que lo piense bien, y que estaría dispuesto a esperar su respuesta, y así fue.
La semana siguiente, un martes para ser más exacto, "P" y yo salíamos de clase, y mientras que nos dirigíamos a su paradero, cometí el error de detenerme y preguntarle si ya tenía una respuesta en cuanto a lo "nuestro", en vez de dejar que las cosas fluyan por si mismas, mi apresuramiento pudo más, quizás porque días después terminarían las clases y sería mas difícil vernos y porque era un tremendo novato en estas cuestiones feelin'. Nuevamente se quedó en silencio, esta vez todo estaba totalmente claro, y para no joder más la cosa, le dije que lo mejor era que sigamos siendo amigos, y nos dirigimos al paradero por mi parte con una aparente calma, aunque me sentía derrotado por dentro.
Luego de embarcarla, lo único que quería hacer era sentarme a llorar, pero no sé porque no podía, hasta que tomé mi transporte y ahí recién pude derramar algunas lagrimas que -por cierto- no fueron muchas.
Días después, la seguí viendo en la academia, aunque ya no con la frecuencia de antes, tal vez porque me sentía algo palteado, hasta que una semana después, coincidimos en el termino de una clase, nos quedamos un rato haciendo hora, y después ya, nos dirigimos a su paradero -para no perder la costumbre- y no recuerdo como, comenzamos a conversar de ese día, y me dijo que tenía sus dudas en cuanto a la respuesta que me había dado días atrás y que fácil podríamos estar. Mi "yo" interior estaba saltando de alegría, y así fue como quedamos en vernos un día, ya que en esos, "P" estaba en las postrimerias de su preparación para ingresar a la universidad.
Paso una semana, y llegó el día en que quedamos vernos, ¿el lugar?: "Parque dela Exposición", se trataba de mi primera cita, salida, como quieran llamarlo, y estaba algo nervioso, y la verdad que -a titulo personal- hmmmm, me fue algo mal, según ella me dijo que la paso bien, pero yo sentí que llegue a aburrirla con temas tan tontos y triviales que no mencionaré, antes que ustedes -seguidores de mis Luisicitudes-, me batan (risas). Aunque al final, las aguas se calmaron con un tema de conversación más ameno que me hizo reír bastante dicho sea de paso, y hasta que llegó el momento de irnos, aunque yo hice escalas en otros lugares -para reflexionar o deprimirme más- antes de irme a casa.
Los meses siguientes fueron de los más patéticos y solitarios de mi vida, además que no tenía un rumbo fijo en mi plan de vida (no trabajaba, ni estudiaba en ese entonces), gorreaba constantemente mensajes de texto en el celular de mi mamá para saludar a "P", en espera a que estos sean respondidos.
Meses después, iniciando oficialmente mi vida de estudiante universitario y con trabajo, decidí olvidarme de "P" y viéndola solo como una amiga, por ende, miré hacia otras "coordenadas" (ya esas serán otras historias), hasta que llegó junio del 2009, y comencé a pensar en ella otra vez, hasta que un día, me animé a invitarla al cine y accedió, y yo, feliz como una lombriz.
Entonces llegó el día en que volvería a verla después de un año y 3 meses aproximadamente, y cuando la vi, seguía así de linda como la última vez, quedamos en mutuo acuerdo, ver la película "La profecía del no nacido", ver semejante película de terror se volvió especial por el simple hecho de verla en tan grata compañía, luego de la película nos pusimos a charlar amenamente, esta vez más fluido (Gracias a Dios), me dí cuenta que estamos mejor como estamos, como amigos, aunque quien sabe que pueda pasar en el futuro, ya que la vida -tal como me dijo un amigo- "es un eterno y hermoso devenir".Al final , terminamos la cita con fotos que todavía guardo en el disco duro de mi computadora... y de mi corazón.